Magtel está participando en la implantación del segundo dividendo digital, consistente en el desplazamiento de los servicios de televisión digital terrestre hacia otras bandas del espectro radioeléctrico, prioritario para facilitar los despliegues iniciales del 5G.
Gracias al segundo dividendo digital se liberará la banda de frecuencias que las operadoras de telefonía móvil utilizarán para desplegar el 5G, esencial para que las operadoras puedan comenzar con sus servicios en esta tecnología.
El equipo de Magtel está llevando a cabo en la actualidad dos proyectos relacionados con la Televisión Digital Terrestre (TDT). En el primero se desarrollan trabajos consistentes en la realización de medidas de calidad de señal del servicio de TDT para comprobar la cobertura existente, analizar posibles problemas en la emisión/recepción del servicio y realizar auditorías de emplazamientos de las infraestructuras desplegadas.
En el segundo, a través de la contratación directa por ayuntamientos o entidades de ámbito local, la empresa está acometiendo el mantenimiento y reparación de centros de TDT locales propiedad de estas entidades.
El equipo de Magtel está compuesto por varios técnicos especialistas en radio que realizan las medidas de cobertura TDT en los emplazamientos, y la anotación de valores a través de una herramienta de adquisición de datos en campo instalada en sus dispositivos móviles.
Posteriormente, un equipo de ingenieros de telecomunicaciones se encarga de analizar estas medidas que se encuentran almacenadas en la nube, y generan los informes que se entregan para su verificación.
El segundo dividendo digital afecta al 100% de la población, centrándose el proyecto de Magtel en 73 áreas geográficas repartidas en Andalucía.
Gracias a la nueva tecnología 5G se dispondrá de comunicaciones ultra fiables y de baja latencia, banda ancha móvil mejorada y comunicaciones máquina-máquina masivas. Esto permitirá acelerar el desarrollo de los servicios relacionados con el Internet de las cosas (IoT).
Se aplicará en el ámbito energético, agrícola, de seguridad y defensa, en ciudades y territorios inteligentes, y sanidad, entre otros, posibilitando su uso en infraestructuras y transportes, en la supervisión con drones y la industria 4.0, por nombrar algunas de sus aplicaciones.