La Fiebre del Dato

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La Fiebre del Dato

La Fiebre del Dato

Fernando Olivencia Polo

Director de la División Transformación Digital

La Búsqueda del Tesoro en la Era Digital

En la historia de Estados Unidos, la Fiebre del Oro fue un fenómeno que cautivó a todo un país. La promesa de riqueza instantánea llevó a miles de personas a abandonar sus hogares en busca del codiciado metal precioso. Sin embargo, la realidad distaba mucho de las expectativas, y solo unos pocos afortunados lograron encontrar una verdadera fortuna.

Hoy, en la era digital, estamos presenciando una nueva fiebre: la Fiebre del Dato. Las organizaciones están obsesionadas con los datos, experimentando un fervor desenfrenado por encontrar algo valioso sepultado entre los teras y teras de información de que disponen, con la promesa de alcanzar la riqueza y el éxito empresarial, así como con la firme convicción de que si recopilan suficientes datos y los analizan adecuadamente, encontrarán la clave para desbloquear un crecimiento exponencial y una ventaja competitiva insuperable.

Sin embargo, de forma similar a los buscadores de oro del siglo XIX, las empresas que se lanzan ciegamente a la búsqueda del dato pueden encontrarse con una realidad muy diferente y decepcionante. La mera acumulación de datos no garantiza el éxito. De hecho, puede resultar abrumadora y contraproducente si no se gestiona adecuadamente.

Desafíos

En la Fiebre del Oro, muchos buscadores se enfrentaron a la dura realidad de la vida en los campamentos mineros: condiciones de trabajo difíciles, competencia feroz y escasez de recursos básicos. De manera similar, en la búsqueda del dato, las empresas pueden encontrarse con desafíos como la falta de talento analítico, la dificultad para integrar sistemas dispares y la preocupación por la privacidad y la seguridad de los datos.

Además, al igual que la calidad del oro extraído variaba enormemente, la calidad de los datos también puede ser cuestionable. Los datos incompletos, inexactos o irrelevantes pueden llevar a conclusiones erróneas y decisiones comerciales desastrosas. La verdadera riqueza está en la capacidad de transformar esos datos en información significativa y, finalmente, en acciones estratégicas.

¿Es imposible entonces obtener valor de nuestro datos? En absoluto, pero en lugar de confiar en formula mágicas, aplicando ciegamente sofisticados algoritmos de aprendizaje automático e inteligencia artificial sobre los datos en bruto sin más, debemos proporcionar pautas adecuadas para su gobernanza y aplicar herramientas contrastadas de la disciplina de la ciencia de los datos para su análisis.

Los datos no surgen de la nada. La actividad de las organizaciones se puede describir formalmente mediante procesos. Estos procesos si son correctamente diseñados y digitalizados, facilitan información relevante del negocio generada en un entorno conectado a la cadena de valor de la organización. Es a partir de estos datos relevantes, con un enfoque claro, estableciendo objetivos realistas y desarrollando capacidades analíticas sólidas, con lo que se puede obtener el verdadero valor de los datos.

En lugar de sucumbir a la moda, las organizaciones deben tomar un enfoque más reflexivo y estratégico. Esto significa identificar qué procesos son realmente importantes para su negocio y enfocarse en recopilar y analizar datos asociados a los mismos de manera efectiva.

También implica invertir en las personas y tecnologías adecuadas para extraer información valiosa de esos datos y tomar decisiones informadas. Los científicos de datos combinan habilidades en los ámbitos de las ciencias de la computación, las matemáticas, y sobre todo, de conocimiento del negocio.

Obtener valor de los datos no trata de acumular masivamente registros de información, sino de poder convertir esa información en conocimiento accionable. Pasar de un enfoque bigdata a un enfoque smartdata ya sea big o small.

¿Y si no tengo claro cómo son mis procesos, me pueden ayudar los datos a conocerlos? Por supuesto que sí. Independientemente de los sistemas de información de que dispongamos en nuestras organizaciones, de una u otra forma, mantenemos registros de actividad, o se pueden obtener de forma sencilla. Mediante técnicas de minería de procesos, tareas y comunicaciones es posible descubrir y analizar cómo son nuestros procesos, su eficiencia, sus cuellos de botella y oportunidades de mejora.

Entonces, si puedo conocer mis procesos a partir de los datos, ¿no habré conseguido el oro? Querido amigo, si los datos no eran de calidad, lo que tendrá no es oro, sino carbón.

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